
POR REDACCION RADIO JAI
HACE 3 HORAS
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El Instituto para el Monitoreo de la Paz y la Tolerancia Cultural en la Educación Escolar ( IMPACT-SE ), es una organización israelí sin fines de lucro que monitorea el contenido de los libros de texto escolares y fue fundada en 1988. Este mes ha difundido un estudio profundo de libros de texto que se utilizan en Jordania, y además de demostrar el antisemitismo que contienen los mismos, dejan al descubierto lo que en Medio Oriente todos saben, pero no dicen: la moderación de Jordania es un relato falso. El acuerdo de paz con Israel firmado hace 30 años por el padre del rey actual ha sido trascendente geopolíticamente tanto en la región como para Estados Unidos y la Unión Europea. Pero una vez que el rey que hoy gobierna asume el cargo, el odio a Israel se ha demostrado decenas de veces. Pero de nuevo, la geopolítica ha querido tapar el cielo con las manos. Y lo ha logrado, a pesar de varios incidentes diplomáticos entre Israel y Jordania. Claro que es obligación tener presente el rechazo histórico y constante de Jordania contra los palestinos. Jordania sostiene que para mantener su monarquía necesita el acuerdo de 1994 con Israel, el apoyo incondicional de Estados Unidos y un firme resguardo de sus fronteras contra toda inmigración, y en esto último tema, desde las confrontaciones con los terroristas de Arafat en 1970, Jordania se ha mantenido firme para que nunca más ningún grupo terrorista palestino hiciera un estado dentro del estado jordano como sucedió entonces, y menos aún volver a pasar por la cruenta guerra de 1970 que terminó con Arafat y los suyos huyendo e instalándose en el Líbano.
A pesar de que Israel apoyó a Hussein padre en los 70 militarmente para que el reino derrotara a Arafat, a pesar de que 24 años después firmaron un acuerdo de paz, lo que ha encontrado la investigación de IMPACT-SE es odio antijudío como si los dos países hoy estuvieran en guerra. Se examinaron 294 libros de texto usados en los dos últimos años y los temas Educación Islámica; Idioma árabe; estudios sociales; educación cívica; historia y geografía. En educación islámica grado 9 se enseña explícitamente:” …la traición y la violación de acuerdos son algunas de las características de los judíos y su forma natural de comportamiento”. Los textos sobre educación islámica señalan” …los judíos han controlado la economía desde la antigua Medina a través de la explotación y la usura, y eso requirió ya en esos tiempos históricos la intervención de Mahoma para salvar a la sociedad musulmana del control que sobre ella tenían los judíos”.
Si esto le parece a alguien que escucha y/o lee esta columna, un lenguaje nazi, esperen a apreciar lo que se enseña en Jordania sobre el período 1939-1945 en Europa. Los textos mencionan la segunda guerra mundial, pero no hay referencia alguna al Holocausto ni a ninguna de las atrocidades perpetradas por los nazis. Al contrario, se explica que las campañas militares nazis fueron como respuesta a la “humillación sufrida por los Tratados de Versalles”. Eso es todo al respecto, aunque en realidad es mucho, porque demuestra qué tipo de educación han decidido darle los jordanos a su población. En grado 10 enseñan que la jihad (guerra santa) significa enfrentar al enemigo para proteger a la nación y que el martirologio (terrorismo suicida) es un ideal religioso. En grado 12 los textos advierten y enseñan, obviamente, que “es muy peligroso desafiar los deberes de la jihad cuando es obligación combatir a los infieles”
En grado 10, en los textos de educación cívica que se usaron en 2024 se justifica 100% el pogromo de Hamas del 7/10/23. “Se destruyeron colonias como legítima respuesta a la opresión”. O sea, asesinar civiles en kibutzim situados en territorio soberano israelí estuvo perfecto para los jordanos. Fue legítimo para los súbditos del rey Hussein asesinar más de mil 200 civiles israelíes. Para los textos educativos jordanos, murieron “opresores”. Y los textos no quedan allí, ya que agregan que los secuestrados “son colonos que viven en lugares que rodean la Franja de Gaza”. En sus libros de texto, los jordanos enseñan que el acuerdo de paz de 1994 fue algo necesario para “enfrentar las rapaces aspiraciones de Israel”.
La monarquía jordana insiste en mostrarse como un régimen moderado y un aliado de Occidente para la paz en la región. Es un país estratégico para la OTAN, para Estados Unidos en particular, y para Israel como vecino. En la vida real, lo que hace y seguirá haciendo es una hudna (tregua) de gran porte. Es un país pequeño, tiene armas si se las da Estados Unidos, tiene grandes enemigos árabes, no puede permitirse hacer lo que piensa. Su mayor odio es contra la nación judía, pero no está en condiciones de enfrentarla y tampoco es Hamas o las hordas que tuvo Arafat. Entonces, enseña a odiar, miente, tergiversa, y no mide las consecuencias. Si se educa para la “guerra santa”, para “destruir a los infieles”, ¿qué pretende esa enseñanza? ¿Qué los que la reciben, ¿se olviden? Jordania está creando futuros socios de Hamas, ISIS y Al Qaeda. Es el tipo de bumerang que golpea y destroza al creador del fenómeno.
El presidente del Líbano Joseph Aoun es católico maronita. Fue uno de los numerosos jefes de Estado y líderes religiosos que estuvieron presentes el pasado domingo en el Estado Vaticano para saludar al Papa León XIV el día de su asunción formal al papado. Aoun se tomó una foto con el líder religioso druso (musulmán) el israelí Sheikh Mowafaq Tarif. Después de publicada la foto, la oficina de Aoun comunicó que “el presidente no conoce a Sheikh Tarif”. Aoun mintió. Los drusos sólo viven el Líbano, Siria e Israel. Aoun conoce a los líderes drusos en el Líbano. Y bien que sabía a quien saludó y con quien habló brevemente, porque declaró que la publicación de esa foto “es el típico comportamiento de los medios israelíes en estos eventos internacionales que amplifican falsedades y sirven al enemigo israelí”. Los que creyeron que las relaciones entre Israel y el Líbano están, al menos, estables, se han equivocado mucho. El presidente cristiano maronita declara que Israel es su enemigo. Tiene terror de Irán y de los extremistas musulmanes de su propio país, y entró en pánico, a pesar de que parezca natural que un cristiano se salude con un druso israelí. El odio y el miedo paralizan. Los drusos son musulmanes, y en Israel, aunque no sea obligatorio, la mayoría sirve en el ejército por voluntad y decisión propia, y son, gran parte de ellos, formidables rastreadores. El 2 de mayo pasado, el primer ministro de Israel declaró:” He hablado con el líder espiritual de la comunidad drusa en Israel Sheikh Mowafaq Tarif, quien ha agradecido nuestra decisión de proteger la vida y los bienes de la comunidad drusa en Siria”. Cientos de drusos sirios visitaron Israel en abril para un evento con los drusos israelíes. Las tres comunidades drusas están muy ligadas entre sí, pero el presidente cristiano del Líbano igual tiene miedo de saludar al líder espiritual druso de Israel en un evento en el Vaticano. De lo que no tiene miedo es de decir lo que siente respecto a Israel: “es el enemigo”. No siempre la geopolítica podrá vencer y superar tanto odio.
Cuando estuvimos en Israel con un grupo de periodistas a fines de abril, uno de los lugares que se visitaron fue el kibutz Kfar Aza. Allí, Hamas asesinó a 64 de sus 787 residentes y secuestró a 19. Una de las zonas del kibutz se llama “el barrio de los jóvenes” de acuerdo con lo que nos explicó nuestra guía, una sobreviviente del kibutz de 22 años. El barrio fue arrasado y allí tuvo lugar la peor matanza en el lugar. Una de las viviendas pertenecía a la familia Kutz: Avir de 53 años, su esposa Livnat de 49, y tres hijos, Rotem, una joven de 18 años, y dos adolescentes, Yonatan de 16 y Yiftaj de 14. Hamas los asesinó a todos. Sus padres Tamar y Benny Kurz, fundadores del kibutz, sobrevivieron, escondidos en uno de los refugios de doble pared. Debido al caos provocado por el pogromo, pasaron varios días hasta que descubrieron el asesinato múltiple. Tamar no soportó la tragedia. Era una gran docente convencida de la posibilidad de convivir con sus vecinos de Gaza. Pero se equivocó, y su corazón quedó roto en octubre del 23 y dejó de latir definitivamente el domingo pasado. A Tamar no la mató su corazón, la asesinó Hamas y los que ayudaron a hacer posible el pogromo, y después siguieron torturando su alma en pena, personas, por decir algo, como Joseph Aoun o los que enseñan a asesinar judíos en Jordania. Ella nunca creyó que eso fuera posible. Fue posible y no sólo sucedió, sino que quienes lo planificaron y ejecutaron, si pudiesen, lo harían de nuevo, una y otra vez. Y grandes potencias, como lo están haciendo hoy, dirían una y otra vez también, que Israel o no tiene o debe limitar su derecho a la defensa. Asi de brutal.
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Fuente: https://www.radiojai.com/index.php/2025/05/22/184656/caminos-diversos-para-alimentar-el-odio/
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