Capitán y caballero. Recordando al valiente capitán del avión de Air France secuestrado.

Michel Bacos, el valiente capitán

por Ana Jerozolimski / Publicado el 29 de Junio de 2021 a las 06:43

Al cumplirse 45 años del rescate de los rehenes en Entebbe, recordemos la nota que publicamos cuando falleció el Capitán francés que no abandonó a sus pasajeros.

Esta semana falleció, a los 95 años de edad, Michel Bacos, que quedará por siempre en la memoria de Israel, como el capitán del avión de Air France secuestrado a fin de junio de 1976 por terroristas palestinos y alemanes y desviado a Entebbe en Uganda, que rehusó liberarse con todos los pasajeros no israelíes y optó por permanecer con los israelíes . Le podría haber costado la vida.

regreso de los rehenes de Entebbe, con capitan Michel Bacos
Los rehenes secuestrados en Entebbe, al retornar a Israel. Al frente, a la izquierda, el capitán de Air France Michel Bacos. (Foto: Moshe Milner, GPO)

Nos contactamos con Shay Gross (48) , que en aquel momento era uno de los niños israelíes de viaje, que súbitamente se halló en medio de aquella locura. Pocos días antes de cumplir 6 años,  se embarcó con sus padres  Ruti y Baruj  en un avión de Air France que los llevaría-pensaban-hasta París, de donde partirían hacia Estados Unidos. Era la primera vez que salían de Israel y se disponían a vivir esa aventura de la visita a un familiar en Los Angeles, con gran emoción.  Todo cambió pocos minutos después del despegue de Atenas, la primera escala, rumbo a París, cuando quedó claro que terroristas habían tomado control del avión.

Este es su testimonio.

Shay Gross con Shimon Peres
Shay Gross con el entonces Presidente de Israel Shimon Peres, que era el Ministro de Defensa cuando el rescate de Entebbe. Quedó con él en contacto estrecho.

P: Shay, esta semana falleció Michel Bacos, que para ustedes, los rehenes israelíes en Entebbe, fue un rayo de luz y dignidad. ¿Cómo lo recuerdas?

R:  Lo recuerdo muy bien. De niño, recuerdo que lo veía dando vueltas por la terminal, alto, con su uniforme blanco, cabello plateado.  En determinado momento se acercó a mi papá y le dijo:  “Baruj, si pasa algo, lleven a Shay y entren a ese pequeño cuarto de la secretaría”. Esa piecita estaba cerca de dónde estábamos. Le dijo a mi padre que entremos allí. . Y en efecto, cuando empezaron los tiroteos  el  sábado de noche, mis padres me llevaron en brazos corriendo a esa pieza, me taparon con colchones y dijeron “Shma Israel”. Al principio no sabíamos que habían llegado nuestros soldados a rescatarnos, porque estábamos allí.

Ese es mi recuerdo personal  de su intervención, que al parecer fue lo que me salvó la vida.

P: Seguramente luego lo viste, ya después de Entebbe.

R: Por supuesto. A Michel Bacos lo vimos a lo largo de los años en los eventos relacionados al rescate en Entebbe , siempre con su actitud de caballero, sereno. Era un hombre muy especial que amaba al pueblo de Israel. Como todos saben, podría  haberse ido con todos los extranjeros, pero prefirió quedarse con nosotros toda la semana. No era algo que uno debe dar por sobreentendido. Iehí zijró baruj, bendita sea su memoria.

P:  El 27 de junio de 1976, te disponías a emprender con tus padres tu primer viaje al exterior. Ni te imaginabas lo que vendría…

R: Por supuesto. Era la primera vez que viajábamos al exterior, nunca habíamos salido de Israel. La emoción era enorme. En aquel entonces no se  viajaba  tan comúnmente  como hoy. Mis dos hermanos se quedaron en Israel. Recuerdo que llegamos al aeropuerto Ben Gurion, era un domingo. Mi mamá jugaba conmigo en el vuelo, hicimos escala en Atenas  y de allí íbamos a París, antes de seguir a Estados Unidos. Pero muy poco después de despegar de Atenas, de repente oí gritos.Levanté la cabeza  y vi muy cerca nuestro dos terroristas, un hombre y una mujer, con una pistola y una granada. Miré a mis padres, vi el miedo en sus ojos, pregunté qué estaba pasando y mi madre me dijo que cuando sepa, me dirá.

Shay Gross, de niño, al volver de Entebbe
Shay Gross, de niño, al volver de Entebbe

P: Difícil imaginar lo que sentirían tus padres y cómo un niño capta algo así, sin entender la lógica de que alguien puede querer hacerle mal.

R: Exactamente. Te diré que teníamos que estar con los brazos detrás de la nuca. Poco después pasaron a los niños a otra sección, para que los mayores, los padres, no intenten dominarlos a ellos, a los secuestradores.  Pero mi madre me empujó hacia abajo del asiento y me tapó con su pollera. Estuve allí, creo yo, como dos horas, y recuerdo que me sentía seguro ahí abajo.

P: Comprendiste que no se podían mover…

R: Así es. Recuerdo el miedo. Y más adelante mi madre me dijo que recién en Entebbe comprendió el comportamiento de los niños durante la Shoá, cómo en una situación difícil, un niño puede madurar súbitamente y captar cómo debe actuar.

Y sin duda yo sentí el miedo, capté el odio.También a los 6 años se puede entender esas cosas. En determinado momento movieron a los pasajeros a otro lado, y yo me quedé ahí abajo del asiento . Más tarde mis padres volvieron a su lugar y cuando mi madre intentó sacarme de allí, yo no quería salir porque abajo, escondido, me sentía seguro. Recuerdo que en determinado momento le pregunté a mi madre si duele morirse.

P: O sea que  captabas que ahí podías terminar tu vida…algo no muy natural para un niño de 6 años.

R: Es cierto. Cuando uno ve el temor en sus padres, entiende que algo malo está pasando. Se sentía en el aire. El ambiente en el vuelo era muy difícil.

Recuerdo cuando aterrizamos en Entebbe .El piloto dijo que había terminado la parte mala de la historia. Pero para nosotros, eso recién comenzaba.

Una fila de soldados ugandeses nos esperaba y nos condujo a la terminal del aeropuerto.Y comenzó la otra parte de la pesadilla. El ambiente era muy duro, gritos, pánico..algo que uno puede ver sólo en películas y ahí era realidad.

P: Y empezó la “rutina” del cautiverio, una semana en la terminal del aeropuerto de Entebbe.

R: Así es. Nos trajeron colchones. Idi Amin , el dictador, presidente de Uganda, venía a hablar con nosotros cada varios días.

P: Recordemos, él ayudó a los terroristas aunque años antes había tenido buenas relaciones con Israel.

R: Exacto.Estuvimos una semana. “Festejé” mi cumpleaños el 2 de julio en Uganda., con caramelos que mi madre me dio. Recordaba que mi abuela había puesto en la cartera de mi madre una torta y yo le pedí un trozo, justamente el día de mi cumpleaños. Pero ella me dijo que mejor la guardamos por si llegamos a un momento en el que no nos dan nada de comer y realmente la necesitamos.Y luego me contó que hasta que estuvimos en el Hercules de la Fuerza Aérea , ya rescatados, no le volví a pedir la torta.

P: O sea que captaste bien lo que ella explicó.

R: Como comentamos antes, también un niño de esa edad puede captar, evidentemente, cuándo se halla en situación límite. Pasé los días jugando con mi madre y con los otros niños. Tratábamos de pasar el tiempo. En determinado momento nos permitieron a los niños jugar afuera y yo jugué al fútbol con una lata junto con Beni Davidson, que era mayor que yo. Como todos los niños, hice ruido, y vino el terrorista alemán y me dio una fuerte bofetada que me volteó.  No lo olvidaré nunca, ni el odio en su mirada. Era un verdadero nazi. Pero todos irradiaban odio, los terroristas alemanes y los palestinos.

P: ¿Algún momento te quedó grabado en especial?

R: Recuerdo que en determinado momento hicieron un agujero en la pared, trajeron una mesa y el terrorista alemán y otro  comenzaron a leer nombres y hacer una “selektzia”.

P: Leían los apellidos israelíes y judíos, los separaban de los demás.

R: Eso lo entendí más tarde. En ese momento no entendía el significado, recién años después, de más grande, lo supe.  Pero recuerdo que  dijeron nuestro nombre y fuimos con mis padres. Y vi una mujer mayor que tenía grabado en el brazo el número del campo de concentración nazi. El terrorista alemán la empujó y la hizo volar.  En efecto, estaban separando entre nosotros y los no judíos.

P: Impresionante pensar en esos momentos…

R: Algunos judíos lograron escabullirse de esa selección. Hay una historia increíble de una señora judía, una mujer excepcional, poco conocida, de apellido Moreno. Ella se desconectó de todos los judíos y mi madre pensó que quería así lograr separarse y huir con los extranjeros si surgía esa oportunidad. Pero la verdad es que fue muy valiente, dibujó con lujo de detalles  todo lo que veía en la terminal, dónde hay ventanas, dónde están los terroristas de noche, cuándo apagan las luces, dónde hay aperturas, todo, y escondió el papel en el soutien.El jueves fue liberada con los extranjeros y junto al avión entregó sus apuntes  a un representante israelí, seguramente del Mossad. Interrogaron a todos, para tener información por supuesto. Y eso ayudó sin duda en la preparación del operativo.

Resulta que ella era la abuela de Emanuel Moreno, el legendario combatiente que murió en la guerra en Líbano en el 2006.

P: Se ve que recibió los genes de la abuela….

R: Recuerdo que el viernes mi madre miró el cielo para tratar de calcular  cuándo comienza el shabat, y la vi llorar desconsoladamente. Le pregunté por qué llora y dijo que mis hermanos están en casa, preocupados. Era difícil estar allí, preocuparse por la familia en Israel, pensar que quizás no salimos vivos y también lidiar con las limitaciones diarias .No había suficiente agua ..todo era muy difícil. Los terroristas se portaban como animales. Le preguntaba a mi madre por qué gritan todo el tiempo.Se sentía su odio.

P: ¿Alguien imaginaba que podrían llegar soldados israelíes a rescatarlos?

R: Nadie lo soñaba. Mi madre escribió un diario, titulado “por si no volvemos”. Entendíamos que había un ultimátum. Ellos colocaron explosivos en la terminal, sin duda temíamos no volver. ¿A quién se le podía ocurrir que Tzahal llegaría hasta Entebbe a salvarnos?

P: Hasta que oyeron disparos…aunque ahí no captaron que era fuego entre los soldados israelíes y los ugandeses , y luego con los terroristas.

R: Así es. El el sábado de noche, creo que eran cerca de las 23.00. oímos disparos, mi padre me agarró del brazo y con mi madre corrimos a una pieza pequeña que había en un costado, donde el capitán del avión, como te conté,  nos había dicho que tratemos de ocultarnos si ocurre algo. Mis  padres pusieron varios colchones arriba mío para que no me pase nada, para que yo no reciba las primeras balas. Recuerdo que me costaba respirar .En determinado momento, Miriam Aharonovich, cuyo esposo Eitan estaba con nosotros en el avión (iban a ir en otro vuelo pero cuando vieron que mis padres, que eran amigos suyos, estaban en ese, se cambiaron para ir juntos), resultó herida en una pierna durante el operativo y se arrastró hasta esa pieza . Mi padre le bloqueó el sangrado. Se preguntaba cuánto tiempo demorará matar a cien israelíes. Mi padre abrió la puerta de esa pieza y se topó con un soldado nuestro que ya lo apuntaba, y tenía la luz azul sobre su frente. Entendió, gritó “Israel, Israel!” y eso nos salvó.

P: ¿Cómo saliste de la terminal? El gran desafío era sacarlos con vida.

R: El soldado me llevó hacia afuera con mi padre, me taparon con  una manta para que no vea todos los muertos y la sangre. Pero yo levanté la  cabeza y llegué a verlo, algo que me influyó durante muchos años. Recuerdo que le mordí la mano al soldado , por el miedo que tenía.

P: Entendiste que los habían salvado.

R: Recién a bordo del Hercules entendí que estábamos de nuevo  en buenas manos. Me llevaron en el primer avión , porque vieron que yo estaba en trauma. Recuerdo que estaba sentado en el piso del avión, que me dieron de tomar de una lata. Inmediatamente después del despegue recuerdo que vi alguien cubierto con una manta, sobre una camilla. No entendía. Pero era el comandante, Yoni Netanyahu.

Recuerdo la amplia sonrisa de uno de nuestros soldados que se me acercó y me dio caramelos. Y hoy lo entiendo: nuestros soldados son  capaces de llegar a cualquier rincón del mundo para  salvar a quien está en problemas. Los judíos pueden saber, en cualquier lado, que siempre podrán contar con Tzahal. Pero han llegado también a otros, con ayuda humanitaria, no solamente a judíos. Eso es bien conocido en todo el mundo.

P: Hablaste del trauma que se sentía enseguida. ¿En qué se manifestó?

R: Pasar, siendo un niño tan chico, en una semana, secuestro, granadas, gritos, el peligro en el aire, la pesadilla en Entebbe, golpes del terrorista alemán, todo lo que se vivió en Entebbe, era muy difícil. Durante años mis padres me llevaron a tratamientos porque me afectó el habla, muchas cosas. Tenía pavor de lugares oscuros, salía corriendo si oía alguien hablando en árabe. Pero recibí ayuda y me pude sobreponer.

P: ¿Qué recuerdas del regreso?

R: Ya antes de Sharem al Sheikh, mi padre me dijo “mirá afuera” y vi dos aviones de combate israelíes, a los costados del avión, cuidándonos. Era un gran orgullo. Es que el temor era que Egipto, con quien no había paz  todavía, o Arabia Saudita, descubran el avión en el radar y le disparen.

Uno de los pilotos , con quien estuvimos en contacto mucho tiempo y lamentablemente ya falleció , era una persona atea, no creía en nada. El mismo nos dijo que cuando los aviones estaban en camino a Entebbe , el tiempo estaba horrible, el clima allí es trópico y había una fuerte tormenta..pero al acercarse a Entebbe todo se aclaró, el cielo se abrió. Y este piloto nos dijo “el Todopoderoso trabajó aquí horas extras, de lo contrario no hay forma de entender este cambio”.

P: ¿Qué es lo que hizo posible un operativo tan singular, a tu criterio, además del profesionalismo de los soldados?

R: Teníamos líderes que sabían tomar decisiones valientes. El entonces Primer Ministro Itzjak Rabin y el Ministro de Defensa Shimon Peres supieron actuar juntos y ponerse sobre los hombros una gran  responsabilidad, para llevar a cabo el rescate.

Ana Jerozolimski
(29 Junio 2021 , 06:43)

Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/articulo/583