El mensaje del rescate en Entebbe, en la visión de uno de los oficiales combatientes, el hoy ministro Omer Bar-Lev

Los rehenes volviendo a casa (Foto: GPO)

por Ana Jerozolimski / Publicado el 4 de Julio de 2022 a las 06:57

Recordando una entrevista con Omer Bar-Lev, hoy ministro de Seguridad Interna

Esta entrevista la realizamos  ya años atrás, en un aniversario redondo del histórico rescate de los rehenes del avión de Air France secuestrado a Entebbe, Uganda, o sea hace ya varios años. Su relevancia no ha desaparecido en absoluto al cumplirse  hoy lunes 4 de julio 46 años de aquel evento. Es más: nuestro entrevistado, Omer Bar –Lev, que cuando lo entrevistamos era diputado por el partido la Unión Sionista -de hecho, el laborismo-y hoy es parte del gobierno de Israel como Ministro de Seguridad Interna. 

En el impresionante operativo, Omer Bar-Lev era un joven oficial en la unidad de élite Sayeret Matkal.

Omer Bar-Lev (Foto: Facebook)

P: Se cumplieron recientemente 40 años del histórico rescate de los rehenes secuestrados a Entebbe, Uganda, en el que usted participó siendo un joven soldado. Mucho se ha escrito sobre aquella acción heroica. Creo que usted mismo dijo que ese fue el operativo de mayor envergadura que Israel haya hecho jamás.   No hay nada exagerado en estas palabras ¿verdad?

R: En absoluto. Yo diría hoy que en gran medida fue más significativo y osado de lo que  sentimos en el momento mismo de llevarlo a cabo.  El operativo  Entebbe en julio de 1976 se hizo tras dos años en los que hubo no pocos atentados de terroristas que llegaban por mar, por tierra, al territorio de Israel, y atacaban de diversas formas. Una vez tomaron control de una casa en Naharia con civiles adentro. Otra atacaron en Beit Shean, otra en un hotel en Tel Aviv y así sucesivamente.  Tomaban rehenes  y negociaban. Siempre. En gran parte de esos atentados participó la unidad  élite “Sayeret Matkal” . Yo estaba en general entre sus comandantes. 

En todos esos ataques , la iniciativa y la sorpresa venían del otro lado. Inclusive cuando fue lo del hotel Savoy , que estaba en el centro mismo de Tel Aviv, desde un punto de vista operativo y desde un punto de vista emocional para uno como comandante, lo singular era que te despertaban en la mitad de la noche y en pocas horas uno tenía que tomar control del lugar y liberar a los rehenes pero sabiendo que la iniciativa y el control del lugar estaban del otro lado. La sensación era muy dura. 

Pero en el caso de Entebbe , a pesar de la distancia enorme ,nuestra sensación era totalmente distinta. Recuerdo claramente cómo me sentía ya en el avión en camino a Uganda: muy seguro. La distancia que debíamos volar no me disuadía. Y lo que tenía claro era que al fin, la iniciativa y la sorpresa estaba en nuestras manos. Y sabíamos que eso sería un elemento decisivo en el éxito del operativo. La gran pregunta era si todo resultaría un gran éxito, con pocos muertos y heridos tanto entre los soldados como entre los rehenes,o que el desenlace sería otro, muy duro. 

Analizando el operativo de Entebbe con la perspectiva de los años transcurridos y de la experiencia que acumulé desde entonces, también en mi capacidad de  comandante de Sayeret Matkal, tengo clarísimo que fue sin duda un operativo de nivel internacional, el mayor y el más dramático de los operativos no encubiertos.Pero la verdad es que si lo miro de un ángulo mundial, veo claramente que no hay muchos operativos que se le asemejen.

P: ¿Qué atmósfera reinaba entre los soldados antes de salir al operativo, cómo lo recuerda usted como comandante en una de las unidades más selectas que participaron en el rescate? Esos soldados, muy jóvenes, ¿captaban en ese momento que estaban por participar en una misión poco común, de significado mucho más allá del desafío militar?

R: Ante todo creo que es ineludible recordar cuán corto era el tiempo que teníamos a nuestra disposición para prepararnos. Inconcebible.  En mi calidad de comandante de tropas, eso me resultaba muy incómodo porque la costumbre es prepararse a fondo, hasta el mínimo detalle, analizando qué puede pasar en cada posible escenario, cómo puede alterarse algo del plan y qué significado ello tendría para la continuación del operativo. Pero aquí, el jueves a medianoche tuvimos un encuentro con Yoni Netanyahu , nuestro comandante, sobre lo que teníamos que hacer. Nos fuimos a dormir, nos levantamos el viernes a las 5 ó 6 de la mañana y comenzamos a preparar el equipo . Uno de los blindados, en el que estaba mi equipo, lo recibimos el viernes mismo de mañana. Y era la primera vez que usábamos uno de ese tipo , que lo manejábamos. Así que de noche, no estábamos muy cómodos con toda la situación, por decirlo delicadamente.       

P: No les daba seguridad no haber podido revisar una y otra vez todo en detalle.

R: Exactamente, los detalles del plan, del equipo, que cada soldado sepa con absoluta certeza y exactitud qué le corresponde hacer. Sin embargo, apenas el avión despegó de Sharem a-Sheikh, donde habíamos cargado combustible, todo cambió. Lo puedo decir ahora en retrospectiva porque recuerdo claramente cómo yo me sentía. No podría explicarlo hoy desde un punto de vista sicológico pero de la sensación que “así no se sale a un operativo” en cuanto al nivel de preparación, pasamos a “estamos en camino, confío en mis soldados, los soldados confían en sus comandantes, cierto que tenemos mucho sobre los hombros y hay elementos desde el punto de vista de Inteligencia que no sabemos, pero la capacidad de tomar inicativa, el talento , la determinación y la valentía, nos sobrepondremos”. Y así fue.

P: Cuando les presentaron el plan, o la idea misma primero ¿qué pensaron? ¿Se dijeron que alguien se había enloquecido, que eso era imposible?

R: No, la verdad que no. Te diré algo más. El miércoles anterior recuerdo que yo estaba alerta con mi equipo en la unidad y se me acercó Muki Betzer, que en ese momento era el oficial de más algo rango porque Yoni estaba con el resto de la unidad en el Sinaí. Muki me dijo: Omer, hay que organizar a cinco de los muchachos que saben nadar bien. A mí me pareció raro. Primero me pregunté si seríamos yo y otros cinco y además, ¿qué habría que hacer? ¿Tirarnos en paracaídas? ¿Pero y los cocodrilos? Todo me parecía muy raro. Y pocas horas después  me enteré que realmente se había pensado en que nos tiremos en paracaídas al mar , y alguien a quien se había enviado al  lago Victoria a estudiar la situación confirmó que había cocodrilos por lo cual pensé que era una locura.

 Pero el ambiente  mental, digamos, era de ver las cosas positivamente , que estaba claro que algo había que hacer. Ese mismo jueves por la noche salí por unas horas a mi casa y en el camino dejé e n su casa a otro oficial, Maxi.Cuando me llamaron para volver a la unidad pasé a recogerlo y vi que estaba donde habíamos quedado, parado esperándome, de traje, con una valija. Le pregunté qué hacía así y me dijo “vamos a Entebbe ¿no? ¿Cómo vamos a ir? ¿No es un vuelo internacional?”. Recuerdo que en ese momento pensé si había enloquecido aunque por un momento pensé qué tonto yo, por qué no había traído ropa civil…A lo que voy con esta anécdota es a que estábamos tan dispuestos a un operativo dramático que no nos parecía ilógico, aunque el plan era como un queso suizo con muchos agujeros.

LOS PROBLEMAS

P: Usted destacó en varias ocasiones que veía muchos problemas y nadie podía estar tranquilo de que todo funcionaría bien.

R: Así es. Te diré que se me presionó para que le diga a mi padre, que en ese momento era ministro en el gobierno, que el plan no era bueno.

P: Recordémoslo, Jaim Bar Lev.

Omer y su padre, el General Jaim Bar-Lev en octubre de 1973, en el Sinaí

R: Pues dudé si hacerlo o no. Sentí que tenía una responsabilidad, que me estaban encomendando algo. Al final decidí hacerlo. Pero en el camino tuve que parar a cerrar la tapa del motor del coche que se había levantado, me di media vuelta y volví a la unidad. 

P: Había de fondo pues una combinación  de sentimientos. Omer ¿cómo recuerda lo que pasó desde que aterrizó en Uganda, junto al aeropuerto de Entebbe?

R: Yo llegué en el segundo avión, en el que había dos blindados. Cuando llegamos, comenzaron los disparos desde la torre de control. Respondimos al fuego. Mi misión era, si Yoni me lo pedía, salir del blindado y sumarme a la fuerza que irrumpía a la terminal. Y si no, seguir adelante y aislar la zona en la que operan las tropas de los soldados ugandeses y otros que podían llegar.

P: O sea garantizar la seguridad de las tropas mientras entraban a la terminal, donde estaban los rehenes y los terroristas.

R: Exactamente.

P: Y en el camino, se “topó” con la Fuerza Aérea de Uganda….

R: Sí, ahí vi los Migs de la Fuerza Aérea ugandesa , toda la Fuerza Aérea allí estacionada frente a mis ojos.  Eran unos  12 Migs 5 y 7, cinco Migs 17 y siete Migs 21. En ese momento, ese era el avión de combate soviético más avanzado.  El temor de fondo, teórica o no teóricamente, era que esos aviones persigan a los nuestros cuando despeguemos del aeropuerto. Por lo tanto, cuando los distinguí- o sea, sabía que estarían, pero me refiero a cuando los reconocí- pedí autorización para hacerlos volar. No recibí respuesta. Yoni no contestaba. Aparentemente en ese momento ya estaba gravemente herido. Tomé la decisión yo solo y los volé. Uno de ellos estaba totalmente cargado de combustible  pronto para despegar y la llama que lo envolvió fue tan grande que envolvió a todos los demás aviones.  Luego me enteré que el Vice Comandante en Jefe de Tzahal, el General Kuti Adam (Z”L), que conocía esos aviones y había volado en uno de ese tipo, había intentado contactarme para ordenarme hacer estallar esos aviones, pero la orden no me llegó. Yo, como comenté, lo decidí de todos modos por mi cuenta. Claro que luego se discutió si yo había recibido la orden o no, pero eso es aparte.

P: ¿Qué le pasó por el corazón, por la mente, cuando vio finalmente a los rehenes corriendo en camino a los aviones? Y le pregunto porque usted no estuvo en la tropa que irrumpió a la terminal donde ellos se encontraban.

R: Creo que en el momento es menos dramático que …

P: …que lo que quedaría bien en el título de esta nota…

R: Claro…pero lo digo porque en una situación como esta, cada segundo parece una hora. Teníamos que bloquear nuevos problemas, se oía todo el tiempo muchos disparos, la gente corría…Pero ya antes pasó algo singular. Uno de mis soldados dijo “no hay rehenes”. La razón era que uno espera que todo sea una histeria total pero lo que ocurrió en la práctica fue que todos se tiraron al piso .Es que adentro, los terroristas oyeron los disparos de afuera pero como no se imaginaban que podrían ser soldados israelíes, le dijeron a uno de los rehenes “los ugandeses se enloquecieron”. 

Cuando al fin vimos a los rehenes saliendo,  bajó la tensión que habíamos sentido durante unos minutos pensando que quizás se los habían llevado a otro lado que desconocíamos. Es que cuando creíamos que quizás había ocurrido algo así, el pensamiento era que todo el operativo no habría servido para nada  porque no íbamos a poder salvarlos. Pero como le decía, al verlos, esa preocupación desapareció. Además, cuando salimos, uno de mis soldados dijo que tenemos que volar los Migs, pero yo respondí que primero debíamos ver que los rehenes salen sin problemas y que recién después  nos ocuparemos de la Fuerza Aérea de Uganda. Pero claro….recordemos que todo esto, con todos los pensamientos y dilemas, llevó cinco minutos.

P: Aunque supongo que en esa situación, cada minuto parece eternidad.

P: Sin duda..Además en un minuto hay muchos disparos. Es muy complicado. 

CAPTAR LO INCREÍBLE

P: ¿Recién al volver a Israel fueron capaces de captar plenamente la envergadura del operativo?

R: Yo diría que ni siquiera en ese momento. Recién unos años después pudimos captar la verdadera dimensión de todo eso. Claro que parte se digiere  ya en el camino de regreso. Pero ahí todavía estás con mucha adrenalina. El resto se capta con el tiempo. Por mi experiencia como comandante de Sayéret Matkal  Le diré que lleva tiempo comprender plenamente lo complejo de lo que hicimos y la dimensión del éxito.

EL MENSAJE CENTRAL 

P: Más allá del éxito impresionante desde el punto de vista operativo, aunque fue de la mano de lo difícil de la muerte de Yoni Netanyahu ¿cree que lo central fue el mensaje que no se negocia con el terrorismo, que no se transa con él?

R: En aquel momento –y teoréticamente también hoy-la política israelí es que no se negocia con el terrorismo siempre y cuando haya una opción militar. Si hay una opción de hacer un operativo militar, se lo lleva a cabo. Claro que uno nunca sabe si las negociaciones que se condujeron hasta que llegamos a Entebbe, tenían realmente como objetivo llegar a algún entendimiento o simplemente ganar tiempo. Lo que sí puedo decir es que en el caso de Entebbe, aunque se trató de no más de tres o cuatro días, los necesitábamos para elaborar un plan lo más ordenado posible , para ver qué seríamos capaces de hacer.

Afortunadamente puedo decir que siempre que hubo un atentado terrorista de esta índole, al final Estado de Israel no negoció con los terroristas y creo que esta es una de las razones por las cuales finalmente este tipo de atentados fue desapareciendo. Recordemos que después de Entebbe  fue el caso del así llamado ómnibus de las madres junto a Dimona, y el ómnibus de la línea 300 en el que yo también participé… pero en general, ese modus operandi  de las organizaciones terroristas que operan contra Israel, fue desapareciendo porque comprendieron que Israel no se rendirá mientras tiene una opción militar , y que está dispuesto a correr grandes riesgos .Entebbe fue un gran ejemplo de ello. En el hotel Savoy en Tel Aviv tuvimos muchos más muertos.

P: En resumen, Entebbe fue un éxito espectacular y también un mensaje moral de primera línea.

R: Sin duda, moral y estratégico.No creo que a los terroristas les interesen nuestros códigos morales pero aquí se dejó en claro que estratégicamente, Israel hará todo lo que esté a su alcance para liberar a rehenes en manos de terroristas aunque ello traiga aparejados riesgos para las tropas y para los propios rehenes.

P: Muchas gracias Omer.

R: Gracias.Ana Jerozolimski
(04 Julio 2022 , 06:57)

Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/articulo/5876